jueves, 24 de julio de 2008

Embajadas 0,67:


tuvimos que mudarnos. Teníamos un presupuesto limitado, limitaba al norte con la miseria, al sur con la indigencia, y al este y al oeste con la shomería. La embajada ahora la tenemos en José C.Paz. A quince cuadras de la estación. Una embajada humilde: un PH, cinco departamentos, la embajada está al fondo. Usted se da cuenta porque pusimos un cartón clavado en un árbol de la vereda: "Al fondo, embajada." y las banderas. Pero es un problema, en las recepciones cuando viene la gente en el 182, con el vestido de largo las señoras, las condecoraciones de los embajadores. O vienen colgados en el tren y llegan que es un desastre. Más que después tienen que caminar quince cuadras de tierra...cuando llueve, la de agregados culturales que terminan en los zanjones.
Y ya no es lo que era antes...las recepciones, la comida...ahora, sánguches de miga cortados en cuatro, bidones de naranjada bien concentrada, polenta. Eso sí, el detalle de distinción que mantenemos son las velas pero como tuvimos que vender los candelabros, las ponemos en botellas, de los vinos que vamos comprando.
Y en vez de alfombras, ponemos diarios. Especialmente, sirve para cuando llueve pero además así cuando van llegando los embajadores se enteran de las noticias.
El otro día con lo de los sánguches de mortadela...había uno por barba y a cada uno le tuvimos que poner el nombre del invitado al que le tocaba, si no la gente vio cómo es.

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