jueves, 22 de mayo de 2008
Pavlov versiones
78) Yo conocía el cuento de los perros de Pavlov. Ah, pobre animal el perro de Pavlov...cómo no iba la Sociedad Protectora de Animales a la casa del finao Pavlo pa'ver lo que hacía con el perro? ¿Usté sabe lo que le hacía, no? Le tocaba un timbre y le tiraba comida; o al revés; le tocaba otra vez el timbre, otra vez comida, hasta que se dio cuenta de que el perro, cuando él tocaba el timbre, ya segregaba jugo gástrico aunque él no le tirara comida. Y después ya se entusiasmó y quería que el perro se arreglara con el jugo gástrico.
-No, señor, estaba haciendo una experiencia de lo que se llama "el reflejo condicionado".
-Y, no, pero después cuando venían los amigos a la casa de Pavlov, se divertían haciéndole sonar el timbre al perro y el animal déle que déle segregar jugo gástrico. Y un día, Pasteur se fue de vacaciones y los chicos, pa' jorobar, le trabaron el timbre. Y el perro, cuando llegó Pavlov a la mañana...no estaba, se había hecho saliva, no quedó perro. Empleó todo su ser en segregar jugo gástrico hasta que se segregó a sí mismo. Y Pavlov lo llamaba, y el perro no iba, si era una escupida y encima el piso no tenía caída para el lado donde estaba él. Bue, agarró una esponja, Pavlov, y lo absorbió al perro, y lo enterró en el fondo.
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